Por
aquéllas fechas con 14 años, mi constitución era más bien endeble. El caso es
que un domingo fuimos a Sevilla a jugar con los estudiantes del colegio de los claretianos, que éstos tenían en la capital Hispalense. El equipo rival que
componían los chicos sevillanos, además de los 17 o 18 años, tenían un físico
mucho más fuerte que el mío. Ante estas perspectivas, sumándole el mareo, que
por aquellas fechas me producían los autobuses, dije que no me encontraba bien
y no jugué ese partido. La verdad es que siempre fui un poco medroso en el
fútbol. Luego me alegré de no jugar viendo el resultado al final de aquella
“batalla”. A Ricardo Yuste le dieron una patada en la frente y le tuvieron que
dar cuatro o cinco puntos de sutura.
Luego ya fui cogiendo confianza y no
desaprovechaba la ocasión de jugar si había alguna vacante en el equipo de los
mayores. Un día jugamos un partido en Jerez de los Caballeros, y allí tuvo su
bautismo de sangre el padre Martín. Los ánimos se caldearon y como este cura se
metía en todos los líos, le arrearon una
pedrada haciéndole una buena pitera.
Así, es que en esos momentos se dio por finalizado el partido, no sin antes
llamarle "hijo de puta" al agresor. El padre Martín era un tipo peculiar y
bastante apasionado. El caso es que yo observaba como tenía predilección por
los que jugaba al fútbol, a los otros no les hacía ni torta de caso. Los
Angulo, Siso, Macario…. Los tenía en palmitas, y creo que si hubiera que
absolverlos de todo pecado, por muy gordo que fuera, lo hubiera hecho sin
pestañear. Este cura, aragonés, con carácter, tenía el pelo rubio, y yo creo
que por eso el mudo lo llamaba “cura cato”.
El mudo, que se llamaba Francisco,
vivía cerca del bar “La fea” y le gustaba el fútbol una barbaridad. Tenía la
inteligencia de ser siempre hincha de un equipo que fuera en cabeza en la liga
española. Así, si era el Real Madrid, decía “la ramonina”, si era el Barcelona
“pantalona”, si era el Sevilla “la guitarra” el Atco. de Madrid “pájaro”. El
siempre iba con el que ganaba, así no tenía problemas de depresión ninguna.
Apostaba sobre seguro.
(continuará en la parte X. Mi calle)
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